La Revolución de Octubre no es una simple efeméride. Valoramos el Octubre rojo no solo como “10 días que conmocionaron al mundo”, sino como el culmen de un proceso que se venía gestando en Rusia desde 1905. Nuestra tarea como juventud combativa y consecuente con la historia no es mirar atrás con nostalgia, sino alumbrar el camino que el proletariado comenzó desde el momento en que se organizó en lo que ahora conocemos como “soviets”. Las conquistas y lecciones que la Revolución nos ha dejado como legado, debe servirnos para construir a día de hoy, en nuestra realidad concreta, poder popular.
En primer lugar, debemos valorar este proceso como la apertura de un camino que no solo se materializó en Rusia con el levantamiento de las masas proletarias, el derrocamiento del Imperio Zarista, la apropiación de la tierra por medio de los campesinos, el control obrero de todos los recursos del país, la administración popular de la industria o la creación de una vanguardia consciente del lugar que ocupaba en el contexto capitalista. Aún más, la Revolución de Octubre supo tender un lazo de solidaridad con la clase obrera de todo el mundo. Consecuentemente, los vientos de la Revolución llegaban poco a poco a otros países, siendo una influencia importante para el levantamiento de los cimientos del socialismo en otros contextos diferentes, bajo una conciencia internacionalista.
Comprendemos que es nuestra tarea interpretar la historia desde un interés de clase y que situar este proceso en el orden que se merece, nos capacita para saldar la deuda histórica que debemos a nuestros camaradas rusos. Por enseñarnos no solo que la toma del poder político y económico por parte del proletariado es posible, sino que también es necesario.
Para concluir, la Revolución de Octubre nos enseña que el levantamiento de los cimientos del socialismo no es un proceso corto, ni algo que se puede construir con guantes de seda. El legado de la Revolución Rusa nos enseña que se necesita toda la implicación militante, la creación constante de una vanguardia proletaria crítica, y para hacer esto posible, es necesario echar mano de la historia. Solo así podemos comprender que la opresión de clase que sufrimos, nos enmarca en un camino que debemos continuar, y que ahora, compañeros y compañeras, gracias a la Revolución de Octubre, sabemos que podemos concluir con éxito. Comprendemos que es nuestra tarea interpretar la historia desde un interés de clase y que situar este proceso en el orden que se merece, nos capacita para saldar la deuda histórica que debemos a nuestros camaradas rusos. Por enseñarnos no solo que la toma del poder político y económico por parte del proletariado es posible, sino que también es necesario.