14A – Historia republicana, Castilla soberana.

Desde Yesca queremos reivindicar el día de la proclamación de la Segunda República (el 14 de abril de 1931) como el inicio de un periodo en el que Castilla y el castellanismo tuvo una importancia significativa.

La mirada que se plasmó hacia Castilla se pone de manifiesto con la bandera tricolor republicana, cuya franja morada se asociaba en la memoria colectiva al pendón de los comuneros del siglo XVI.

Sin embargo, la revalorización de Castilla no solo se quedó en la bandera, sino que en este periodo, el castellanismo que había ido desarrollándose en el siglo XIX cristalizó como ideología política. Las aspiraciones republicanas de soberanía y libertad, además de darse en el nacionalismo vasco y catalán, tuvieron su eco en el territorio castellano.

Muy diferenciado del castellanismo del siglo XIX fue el que se dio en este momento, pasando de una defensa de Castilla como “regionalismo sano” frente al “regionalismo morboso” catalán, a unos proyectos políticos y territoriales muy influenciados por el Estatuto de Cataluña.

De esta manera, aparecieron en todo el territorio voces que reclamaron una autonomía castellana, destacando personalidades como Misael Bañuelos, José Nieto Méndez o Narciso Alonso Cortés; o instituciones como la Asociación de Escrito-res Regionalistas Castellanos.

Es decir, en este momento se piensa en Castilla como una nación histórica con su propia idiosincrasia y no como la única y verdadera representante del Estado español.

Surgieron propuestas desde Santander como la de crear una región integrada por Santander, Palencia y Burgos, con la primacía de la Montaña de Castilla; y desde Madrid se pretende crear una Castilla Central en torno a la mencionada villa. No obstante, el proyecto castellanista más importante, que tiene la finalidad de crear un Estatuto de Castilla integrando las 17 provincias, surge de la mano de Gabino Teira, un diputado provincial santanderino.

El 12 de septiembre de 1932, Gabino traslada su propuesta a la diputación de Santander con el fin de que dicha provincia se dirija al resto de provincias castellanas. Los diputados castellanos se reúnen en varias ocasiones pero sin dar una solución al problema del Estatuto. Es por ello que, el 24 de mayo de 1936, el ayuntamiento de Burgos, con la iniciativa del alcalde García Lozano, convoca a las “fuerzas vivas” para esclarecer el asunto del Estatuto, que finalmente se acepta como una necesidad “en pro del mejoramiento de Castilla”.

Finalmente, el 18 de julio de 1936 el levantamiento fascista dio paso a la Guerra Civil y a la posterior dicta-dura franquista. La dictadura de Franco no hizo otra cosa que tratar de suprimir de raíz la nueva forma de repensar Castilla desde el republicanismo y la democracia, ya que atentaba directamente contra el proyecto centralista español. De esta manera, el intento de una Castilla soberana pasó a ser la de Onésimo Redondo y la representante de la esencia de España.

Como castellanistas y revolucionarios del siglo XXI, debemos conocer y aprender del ejemplo de nuestros antepasados, de tal forma que, recogiendo el hilo morado de la historia construyamos una Castilla sobe-rana, libre y comunera.

¡DESENTERRANDO EL PASADO, CONSTRUYENDO EL FUTURO!