150 – Defendemos la tierra, labramos el futuro.

La tierra es mucho más que un recurso económico. Forma parte de la identidad individual y colectiva, especialmente en un país con poco desarrollo industrial, como es Castilla.

La tierra es un factor clave en la vida social y familiar, ya que condiciona las relaciones de poder que se dan entre hombres y mujeres.

Si acceder a la tierra resulta cada vez más difícil para todas las personas -mujeres y hombres- cuyo medio de vida es la agricultura y que necesitan un espacio donde producir, son las mujeres quienes enfrentan más obstáculos para poder ejercer su derecho a la tierra. El derecho de las mujeres a la tierra y a otros recursos productivos resulta fundamental para garantizar su igualdad en cuanto a otros derechos y un nivel de vida adecuado. Tiene que ver con asuntos tan relevantes como el empoderamiento económico, la inclusión social o la violencia machista.

Cuando no tenemos nada, las mujeres aguantamos mucho. Cuando una mujer tiene tierra, tiene autonomía económica y ya no depende del hombre.

Está demostrado que el acceso a la tierra es clave para el empoderamiento económico de las mujeres rurales, quienes tienen muy escasas posibilidades de obtener ingresos propios. Por otro lado, la posibilidad de que las mujeres participen en las decisiones en cuanto al gasto familiar repercute favorablemente en el hogar, pues se ha comprobado que las mujeres priorizan la inversión en alimentación, educación y en el bienestar general de sus hijos e hijas.

Pero más allá del aspecto económico, las mujeres rurales adquieren mayor confianza y seguridad cuando tienen acceso a la tierra, pues ven fortalecido su reconocimiento social y su nivel de participación comunitaria. Y gracias a una mayor participación política, las mujeres rurales con acceso a tierra disminuyen la dominancia masculina en la toma de decisiones a nivel comunitaria, desarrollan las habilidades organizativas, las redes sociales y el capital social de las mujeres, y hacen que las instituciones respondan mejor a sus necesidades.

No pararemos de luchar por una vida digna en nuestros pueblos, por un mundo rural vivo y feminista donde todas las mujeres, incluidas las jóvenes, podamos vivir, participar y desarrollarnos completamente

¡Viva la lucha de la mujer rural! ¡Viva Castilla feminista!