El 15 de junio en el año 1869, se firmaba el Pacto Federal Castellano.
Republicanos de las 17 provincias castellanas se reunieron en Valladolid para crear la Federación Castellana, constituida por los estados federados de Castilla la Vieja (Ávila, Burgos, Logroño, León, Palencia, Santander Segovia, Salamanca, Soria, Valladolid y Zamora) y de Castilla la Nueva (Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo). Creando así una estructura nacional con soberanía e identidad propias.
En este contexto nace y se desarrolla el Partido republicano Federal, cimentado en tres ideas principales:
- El republicanismo, como forma de democracia plena.
- El federalismo, partiendo desde la base municipio – provincia – estado.
- El laicismo, con la separación Iglesia y Estado.
El Pacto vino precedido por otras asambleas federalistas y democráticas, y por una gran manifestación en la que participaron miles de republicanos en Valladolid, en la que tomaron parte de las comitivas de las diferentes provincias castellanas.
En la primavera de 1873, formalizada ya la I República, las iniciativas por la constitución del Estado de Castilla la Vieja, se ven incrementadas durante el mes de abril coincidiendo con el aniversario de la Batalla de Villalar. Al final de ese mes se producen numerosas manifestaciones pidiendo la proclamación de Castilla la Vieja como Estado Federal.
El 8 de agosto, en Valladolid, los delegados de Castilla la Vieja aprobarán finalmente las bases del Pacto Federal.
Tras esto, se carece de referencias del avance del proceso, debido a la suspensión de garantías constitucionales impuestas por Castelar el 20 de septiembre, que se prolongó hasta el fin del gobierno republicano federal, cerrándose así las posibilidades transformadoras del Sexenio Democrático, y abriéndose paso la I Restauración Borbónica.
Podemos hacer un símil con la situación actual:
Viendo como el Estado español, en tiempos de Isabel II, sufrió una profunda crisis de Régimen, carente de toda legitimidad de cara a las clases populares, que se organizaron para tumbarlo, y que acabaron sufriendo la represión y la restauración de los antiguos privilegios. A día de hoy, nos encontramos otra vez con un Régimen monárquico que no ofrece soluciones para las miserias de las clases populares, y se esfuerza para evitar que los pueblos oprimidos bajo su yugo puedan decidir sobre su propio futuro.
Es el momento de generar una ofensiva popular, democrática y republicana en todos los pueblos del Estado.
Para lo que una idea de Castilla unida, en pos del progreso, la soberanía y la república, es fundamental para que ese cambio de Régimen sea exitoso, y suponga un avance para las clases populares, las mujeres y los pueblos.
La sangre de los Zapata, María de Pacheco, Padilla, Bravo y Maldonado,
que corre por nuestras venas,
y el ardimiento de que aguardan memoria estos pueblos de las Comunidades,
garantizan el éxito de nuestras aspiraciones y deseos.