Este 1º de mayo, la juventud rebelde volvemos a salir a la calle y a dar una respuesta frente a la precariedad, el paro, la brecha salarial y explotación laboral hacia la juventud de clase. Una vez más, damos importancia al significado histórico del primero de mayo ya que nos ayuda a reconstruir nuestra conciencia colectiva como clase que sólo posee su propia fuerza de trabajo. Nos ayuda
a recordar que, aunque desposeídos, los trabajadores y las trabajadoras somos los que movemos el mundo y los únicos con capacidad para transformarlo.
Son tiempos difíciles para el pueblo castellano en general y para su juventud trabajadora en particular: con un paro juvenil superando ya el 32% en nuestro pueblo, o trabajando en pésimas condiciones, como cajeras, camareras, repartidoras, riders, sanitarias, en el campo o en cadenas de comida rápida, nos
jugamos nuestra precaria existencia como mano de obra barata para los negocios de la burguesía.
La crisis capitalista no surge del COVID-19, este solo ha servido como catalizador de la crisis que llevamos arrastrando de 2008, de la que no se había salido, solo se había maquillado a costa de aumentar la deuda pública, lo que desembocará en una hecatombe económica de la que ya estamos sufriendo las consecuencias, una ofensiva de medidas que nos afectan directamente, como los ERTEs, los despidos masivos, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna, o la profundización en los recortes de nuestros servicios públicos.
Es urgente profundizar con determinación en nuestra tarea militante para una estrategia socialista en Castilla. Ahora nos toca apostar por aquellos espacios de poder obrero y vecinal que garanticen la protección de unas condiciones de vida dignas para la clase trabajadora y que ofrezcan mecanismos para su mejora. No podemos seguir permitiendo la violencia estructural del capitalismo que pone en peligro a millones de personas cada día en beneficio la clase social de los explotadores. Es necesario tomar el control de la producción, recuperar la conexión del rural con la ciudad, implantar un sistema comunal que genere un movimiento popular y un tejido social fuerte y alejado de las lógicas capitalistas.
La cuestión de la emigración y la despoblación rural, estructural y endémica, es fundamental para entender por qué Castilla necesita un proyecto político conjunto que recupere la vertebración económica y territorial como la que tuvimos tiempos atrás. Y, desde luego, esta situación no tiene pinta de cambiar a corto ni a medio plazo; más bien al contrario, ya que estas “crisis” generan un enorme aumento de la tasa de beneficios para la clase burguesa. Los problemas que sufrimos la juventud castellana no pueden entenderse sin estudiar los problemas estructurales del conjunto de Castilla, que siguen siendo los mismos desde hace siglos, y sólo se solucionarán si existe una organización revolucionaria suficientemente fuerte, capaz llevar a cabo esta tarea.
Desde Yesca alentamos a la juventud trabajadora a la organización en sus barrios y centros de trabajo desde este mismo momento. La estrategia del sistema capitalista para los tiempos que vienen pasa
por precarizar aún más nuestras vidas con la excusa de la crisis, como ya hicieran en 2008. No podemos permitirlo. Nos quieren divididas, enfrentadas, atemorizadas y empobrecidas; nos encontrarán organizadas y combativas, luchando por un futuro digno, haciendo uso del apoyo mutuo, la solidaridad de clase y el antifascismo.
Nosotras lo tenemos claro: frente a la precariedad y explotación laboral, organización y respuesta. Hemos decidido tomar partido en nuestras vidas y ponernos a al servicio a la juventud trabajadora para luchar por un futuro digno en nuestra tierra y para el conjunto de la humanidad.
¡Viva la lucha de la clase obrera! ¡Viva Castilla libre, feminista y comunera!