El feminismo abolicionista sale a la calle a luchar contra los asesinatos, la violencia, la explotación y el borrado de las mujeres.
El número de feminicidios que hemos alcanzado este año asciende a 76 en el Estado español; cada cinco días es asesinada una mujer, y cada día son violadas 6 mujeres. Aumenta el número de delitos sexuales, violaciones, agresiones y abusos sexuales, utilizando a veces nuevos mecanismos de violencia contra nosotras como la sumisión química o los pinchazos.
Tampoco podemos olvidar la violencia sexual que sufrimos las mujeres, y la alianza que hace el patriarcado y el capitalismo, que se manifiesta con la explotación y mercantilización de nuestros cuerpos a través del sistema prostitucional, industria pornográfica y vientres de alquiler.
En el contexto de escalada bélica global en el que nos encontramos, las mujeres somos objetivo de mafias que buscan víctimas en fronteras de países en guerra, además de aumentar exponencialmente el consumo de pornografía relacionado con este tema. Si hablamos de Ucrania, no podemos ignorar cómo los gobiernos occidentales están financiando a un Estado que comercializa con el cuerpo de las mujeres de bajos recursos económicos, siendo el centro europeo de la “industria” de los vientres de alquiler y de la prostitución infantil.
Vemos, además, cómo la derecha más rancia niega e invisibiliza la violencia machista, y la “izquierda” más progre, como nuestro Ministerio de “Igualdad” impulsa y defiende la Teoría Queer y políticas totalmente irracionales, cuyas consecuencias directas son, entre muchas, nuestra expulsión de espacios seguros creados precisamente por la violencia que se ejerce contra nosotras. Con leyes como la de “Solo sí es sí” que, tras un velo de supuesta preocupación por las mujeres, lo único que han conseguido es reducir las penas de agresores sexuales, violadores y pederastas, contribuyendo así a la falta de seguridad de las mujeres. El antipunitivismo, que defiende tan férreamente esta ley, sólo existe cuando el sujeto de debate es un hombre. A las mujeres se nos ataca por denunciar las terribles consecuencias que esto conlleva para nosotras.
A lo largo de la historia siempre han surgido movimientos contra el avance de las mujeres y nuestros derechos cuando parecía haber alguna posibilidad de cambio. El patriarcado, al igual que otros sistemas, evoluciona; y con ello sus métodos de control, violencia y represión hacia las mujeres. Cuando corrientes acientíficas e irracionales tienen a las mujeres en el punto de mira, cualquier excusa es buena para silenciarnos; la cancelación que muchas de nosotras hemos sufrido, las amenazas y los insultos, forman parte de estrategias para acallar las voces de las mujeres que, hartas, nos rebelamos.
Las mujeres jóvenes feministas, abolicionistas y castellanas, llamamos a la organización y lucha en nuestra ciudades, barrios y pueblos de Castilla. ¡Basta ya de violencia patriarcal! ¡Contra el sexismo en todas sus formas!
Frente a la violencia contra las mujeres,
¡abolición del patriarcado!