En lo que llevamos de 2023, se han producido al menos 87 asesinatos machistas y se ha alcanzado el máximo de víctimas en seguimiento desde que se creó el Sistema VioGén, con 81.319 casos activos en el mes de septiembre, por no mencionar que en 2022 aumentaron un 38% las violaciones respecto al año anterior.
Aquellos quienes, a pesar de ver estas cifras, no comprendan la importancia de la lucha contra la violencia machista, tendrán que enfrentarse a un movimiento feminista cada vez más fuerte, que no tolera ni un ataque más contra los derechos de las mujeres.
Estamos hartas de no sentirnos seguras en los espacios de ocio, de ver cómo hay hombres que utilizan el alcohol y las drogas para ejercer su violencia con total impunidad. Cansadas de ver continuamente en las noticias una nueva violación grupal, llevadas a cabo en muchos casos por menores de edad.
La pornografía, como aliada de la cultura de la violación, y el fácil acceso a esta por parte de niños cada vez más pequeños, se ha convertido en una escuela del sexo que hace que las mujeres seamos vistas como objetos sexuales generalizándose entre los más jóvenes conductas sexuales violentas e incluso el disfrute con el sufrimiento de las mujeres.
Ante este aumento de la violencia machista, cabe preguntarse qué ha hecho el Gobierno “de progreso” en estos cuatro años para frenarlo, más allá de asegurarse sus sillones y redactar leyes sin escuchar las advertencias de las asociaciones de mujeres, como en el caso de la Ley Solo Sí es Sí que provocó una oleada de rebajas de condena a los agresores sexuales. La violencia machista solo se frenará cuando se empiecen a llevar a cabo medidas que correspondan con la agenda feminista; esto ya vimos que no fue una prioridad de la anterior Ministra, y no creemos que vaya a serlo con la nueva. El Ministerio de Igual-da sigue poniéndonos a las mujeres en el último lugar.
Se hace indispensable reforzar el sistema de protección a víctimas, pero, sobre todo, establecer medidas de prevención de la violencia de género mediante la coeducación a todos los niveles y de la abolición de la pornografía y la prostitución, pues sirven de imaginario y reproducción de la violencia sexual.
Desde el movimiento feminista seguiremos exigiendo la aplicación de una agenda feminista real que mire por nuestros derechos, contra la violencia machista en todas sus formas y contra el borrado de las mujeres.
¡Ni un paso atrás!