La identidad, sexualizada, nos colectiviza como iguales en desigualdad. Nos vemos alineadas, regulan nuestro comportamiento con el fin de reforzar al sistema patriarcal y heterosexual, que desprotege intencionadamente a los grupos que no sigan las normas estipuladas que el poder dicta, y son empujados a una exclusión jurídica, legislativa, política y social.
La naturalizada relación entre hombre-mujer y sexualidad-genero, se nos impone en nuestros procesos de socialización.
Desde el nacimiento debemos desarrollarnos dentro parámetros preestablecidos y condicionarán nuestro desarrollo personal, nuestra experiencia. Estas construcciones socio-culturales ligadas al género, sexo, sexualidad e identidad se constituyen como mecanismos de opresión. Son proyectadas como verdad y se apoyan en la ciencia clasista y la religión imperante que produce una estructura vertical de poder y dominio.
La sociedad ha normalizado la heterosexualidad, única sexualidad permitida y toda aquella que vaya más allá será cuestionada, perseguida y revisada. Este modelo heteropatriarcal se perpetua con leyes que dictaminan que identidades o cuerpos son posibles dentro de la legalidad y cual está penado. Esta legalidad consigue a su vez una criminalización social.
Plantearnos una revisión de lo naturalmente establecido, de las categorías de verdad y de cómo los mecanismos de opresión siguen perpetuando su odio hacia identidades que se alejan del sistema binario heterosexual se hace obligatorio.
No todas vivimos de la misma manera, ni queremos. Hay que demoler este modelo. Vivir en libertad con nuestro cuerpo. Luchar por una sociedad donde las diversidades sexuales sean aceptadas. Empezamos desde nuestro contexto más inmediato, plantando cara a las actitudes y decisiones que impone el heteropatriarcado.
Se debe asumir un proyecto anti-heteropatriarcal. Viviendo la sexualidad de manera libre, siendo nosotras mismas. Y la lucha se convierte en la única manera de abolir la idea estricta y limitada del modelo sexual que tristemente en estos momentos tenemos.
Castilla no olvida todas estas voces acalladas.
Lucha por una inclusión y difusión de la libertad afectivo-sexual. Ya lo hizo en 1978, en la Transición, con el Frente de Liberación Homosexual de Castilla, que organizó por motivo del Dia Internacional de la Liberacion Homosexual, la mayor manifestación por los derechos del colectivo LGTBIQ, donde entonces revindicaba y luchaba por la despenalización de la homosexualidad, la libertad sexual, la amnistía para homosexuales presas entre otros derechos civiles.
Alzamos la voz hoy, 28 de Junio, por y para todas aquellas que han sido olvidadxs, torturadxs y que dieron su vida por la libre identidad. Para plantar la cara al fascismo, herederos son el Partido Popular del franquismo, que siguen defendiendo la LGTBIQfobia.
En contra de la gaycapitalizacion. En contra del pink-washing y las manipulaciones de los Gobiernos con el fin de comprarnos.
Concienciarnos, crear redes para dar resistencia para la libre expresión y difusión de los colectivos y su visibilidad y la inclusión en la sociedad. Hacen falta políticas desde perspectiva de género. Hace falta equidad. Derechos para todas y todos. Nadie es ilegal.
Y en honor a nuestro querido Shangay Lilly, hace poco fallecido, sólo nos queda decir que nosotros también somos MARICONES, FEMINISTAS, ROJOS Y ATEOS.
¡Por una Castilla sexualmente libre!