El 6 de Diciembre de 1978 es el día en el que es aprobada la actual Constitución Española. Se trata del documento que define el ordenamiento jurídico del Estado Español.
La Constitución Española salió adelante durante el conocido como periodo de la “Transición”. Se nos presenta ese periodo como la ruptura con el régimen franquista. Desde nuestra organización creemos que más que ruptura, lo que hubo es un lavado de cara de la mayor parte de la clase política a base de llenarse la boca hipócritamente con el término democracia. No hubo una auténtica ruptura porque elementos presentes del periodo franquista siguieron vigentes y muchos siguen a día de hoy. Tal es el caso del Tribunal de Orden Público, que servía para gestionar la represión política; hoy en día se llama Audiencia Nacional. No hubo una depuración en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y aún en nuestros días es fácil encontrar en sus filas e incluso entre sus mandos gente en sintonía con la época franquista. También lo evidencia la permanencia de la monarquía borbónica implantada por el dictador Francisco Franco, con Juan Carlos I a la cabeza. O vemos como no se ha llevado una auténtica ruptura en el hecho de que no se ha reparado a las víctimas de la represión política franquista ejercida durante décadas. También se sigue imponiendo bajo supervisión militar la unidad territorial del Estado Español.
Vemos como el PP, partido fervientemente constitucionalista, nos presenta a la Constitución Española como la panacea democrática, pero entre sus filas cuentan con gente simpatizante del franquismo y que incluso antiguamente formaban parte del gobierno franquista. Entre “franquistas democratizados” podemos encontrar a personajes tan reseñables como uno que fue ministro en ese periodo dictatorial y después participó en la fundación de dicho partido, Fraga. Los franquistas de siempre, ahora son los “demócratas” de toda la vida.
Para los partidos constitucionalistas, especialmente para el PSOE y el PP, aquello que se salga del marco ideológico de la Constitución, o dicho de otra manera –de sus posturas ideológicas- es condenable. Sólo son válidos sus posicionamientos. Su propuesta es clara: Todo en la Constitución, nada contra la Constitución, nada fuera de la Constitución.
No resulta menos grave que un partido como IU que se presenta como la oposición al gobierno desde la izquierda, se limite en la mayoría de las ocasiones a hacerle seguidismo.
La Constitución Española es un texto en el que se hace un intento de mostrar a la población una serie de derechos. Pero hablando claro, son pura falacia. Se define al Estado Español como garante de una serie de derechos como por ejemplo el de una vivienda digna. Pero lo cierto es que la vivienda es un lujo inaccesible para amplios sectores de la población, especialmente para la juventud y más en una época de crisis económica como la actual con gran índice de paro en nuestro grupo poblacional, y más cuando es difícil saber como van a fluctuar los precios.
Es un texto que nos habla de soberanía popular y democracia. Pero sigue vigente una monarquía, institución antidemocrática y reaccionaria por definición. Vemos también como los políticos en el poder tienen vía libre para hacer lo que les plazca. Equiparan su sistema electoral a la democracia. Más bien son falsos periodos “democráticos” en los que la población no participa en la gestión de su realidad social ni de su futuro, son pequeñas dictaduras de cuatro años de duración. Son “democracias” representativas, pero no de los intereses objetivos de la población, sino de los intereses de partido y del sistema económico al que sirven, el capitalismo. De hecho, podríamos afirmar y no nos equivocamos, que la función de la Constitución que subyace detrás de todo esto es la ser un formalismo administrativo para asegurar la existencia del modo de producción capitalista.
En lo que se refiere a nuestra tierra, la Constitución Española en la estructuración del ámbito territorial y administrativo impide a Castilla formarse como sujeto político dividiéndola en comunidades autónomas, las cuales son pequeños chiringuitos en los que el empresariado y los políticos pueden hacer negocio a base de explotar a la clase trabajadora y expoliar nuestros recursos naturales. Crean leyes a su medida para poderlo hacer, y si creen que no son suficientemente rentables no tienen reparos en actuar de forma corrupta.
Por medio del españolismo, se niega a Castilla ser un ente nacional afirmando y exaltando la idea de España como nación en todos los ámbitos sociales como recurso ideológico legitimador para la existencia, imposición y perpetuación del Estado Español. Además, se niega la capacidad de poder ejercer aquellos derechos intrínsecos que le corresponden al pueblo castellano.
En otras naciones bajo jurisdicción del Estado Español, la situación no es precisamente mejor. A la negación de la soberanía hay que añadir una desproporcionada represión política contra los movimientos revolucionarios de liberación nacional.
Para la juventud castellana es un texto totalmente impuesto y caduco, el cual no hemos tenido la capacidad efectiva de poder respaldarlo; de hecho, no han podido hacerlo todas aquellas personas nacidas después de 1960.
Ante el 6 de Diciembre, día en el que se conmemora la Constitución Española, desde Yesca queremos animar a la juventud de Castilla a rechazar activamente dicho documento que ensucia el nombre de la democracia. Queremos señalar que los derechos de los que nos habla no son más que puro cuento para tenernos con una actitud sumisa, conformes y además contentos con aquellos que nos oprimen. No creemos que el camino sean las medias tintas y por eso incitamos a la juventud de nuestra tierra a organizarse y luchar, a tomar esta fecha como una jornada combativa en las que queden interrelacionadas la lucha por una auténtica democracia en la que la soberanía resida en el pueblo, por el reconocimiento de las naciones y sus derechos, por los derechos de la clase trabajadora y por el socialismo, y por supuesto, por que la voz de la juventud sea relevante en la sociedad. Éste es el único camino: la lucha.
Constitución Española… ¡Cuéntame un cuento y verás que contento!
¡Castilla Libre y Socialista!