9M – Día de la Victoria.

Tal día como hoy, hace 75 años, el pueblo trabajador soviético organizado como Ejército Rojo derrotaba a la Alemania nazi. 75 años han pasado desde que se alzó la bandera roja sobre el Reichstag alemán.

Los y las revolucionarias del siglo XXI no debemos tomarnos este día como simple folclore, y es que tenemos el deber de continuar con el ejemplo de lucha y resistencia de todas aquellas personas que dieron su vida para que la bestia fascista no avanzara y, finalmente, fuera derrotada.

La lucha contra el fascismo en nuestros días pasa, en primer lugar, por no dejar que este nos marque la agenda política. No debemos morder el anzuelo que se nos pone cada vez que la ultra derecha dice una burrada adrede, no les hagamos el juego mediático.

Por otro lado, no podemos permitir que el fascismo que se haga fuerte en las calles. Tenemos el deber como antifascistas de practicar la autoorganización y la autodefensa en nuestros barrios, pueblos y ciudades, como única forma de mantenerlos limpios de esa escoria. Recordemos que los fascistas son los perros de presa de las élites y del Régimen, que gozan de total impunidad y que son mayoría dentro de las Fuerzas represivas del Estado, por lo que los y las antifascistas solo nos tenemos a nosotras mismas.

En relación a esto último, tampoco podemos permitir que desde las instituciones se siga atentando contra los derechos y las libertades de las clases populares en nombre de la “izquierda”, con pandemia o sin ella. Esto es abonar el terreno social para el triunfo del fascismo. Tenemos el deber de desenmascarar a los traidores y no dejar de alzar la voz, y es que gobierne quien gobierne, la crítica y la verdad serán siempre revolucionarias. Tengamos siempre presente que el fascismo no es más que la cara más agresiva del capitalismo, representado en nuestra tierra por el Régimen del 78.

Con todo, en esta época en la que el fascismo está volviendo a resurgir en Europa y en el mundo, las clases trabajadoras de los pueblos deben estar más unidas que nunca contra el enemigo que una vez asoló nuestra tierra, debemos mantener la firmeza con la que lucharon nuestros abuelos y abuelas en las trincheras del Jarama o del Ebro.

Tengamos memoria del pasado para construir futuro antifascista. Seamos juventud rebelde que lucha por un pueblo libre, que lucha por sus derechos, que lucha contra el odio, la opresión y la injusticia. Seamos el Stalingrado del Régimen de 78, del capital y del fascismo español en sus diferentes formas.

Hoy, como ayer: ¡NO PASARÁN!

¡Honor para para los héroes y heroínas del Ejército Rojo!