“Mañana se va a luchar, aunque quedemos un puño, hasta el fin combatirá. Que nunca nos diga el pueblo que nos echamos atrás, si la suerte nos faltara el valor no ha de faltar” estas son las palabras que dejaba recogidas Padilla en un pergamino momentos previos a la Batalla que hace quinientos años tuvo lugar en esta villa.
Cinco siglos después, aquí estamos. No nos echamos atrás en 1521, como tampoco lo hicimos en 1804 y 1856 en los Motines del Pan, tampoco en el 36 con el batallón de los Comuneros, como en 2014 con las Marchas de la Dignidad. Son tantos los ejemplos que podríamos poner, que un acto como este se nos quedaría corto.
Como juventud de un pueblo tan rebelde, nos vemos obligados a seguir prendiendo la Yesca:
Defendiendo los pueblos, barrios y ciudades de Castilla. Defendiendo y blindando los servicios públicos, recuperando todo lo que es del pueblo para que vuelva a él. Porque defender lo público es defender los derechos más básicos de la clase trabajadora para que podamos vivir con dignidad. Haciendo frente a la represión que se nos impone por el mero hecho de ser jóvenes, jóvenes comprometidos, jóvenes luchadores, jóvenes valientes, jóvenes que apuestan por un futuro digno. Luchando día a día contra un sistema patriarcal que convierte a las mujeres en un simple objeto de consumo, mercantilizando y banalizando sus cuerpos. Luchando por salir de la precariedad a la que nos aboca este sistema capitalista y corrupto. Plantando cara al fascismo. Porque no van a pasar.
La crisis de la COVID 19 ha golpeado con fuerza a nuestro pueblo, desde las personas de avanzada edad, que han sido abandonadas a su suerte por las instituciones, hasta las personas más jóvenes que hemos visto como se nos empujaba hacia el abismo de la precariedad y el paro, un paro juvenil que no hace más que subir y subir, superando ya el 32% en nuestro pueblo. Además de haber sido los jóvenes el sector más criminalizado y señalado de irresponsable en esta pandemia. Esos mismos jóvenes que nos hemos movilizado y organizado durante años para denunciar la situación de precariedad laboral que sufríamos y que ahora se ha visto acrecentada, por lo que nos vemos obligados a continuar luchando y defendiendo lo que es nuestro. Recordemos también que la mayoría de las personas que han estado en primera línea han sido mujeres.
Un gobierno, como bien definió la compañera Doris, que no es ni socialista, ni obrero, pero sí muy español, nos ha vuelto a demostrar, una vez más, con esta crisis cuál es el precio de haber recortado durante años para beneficiar a unos pocos.
Además de la pandemia, en este último año ha sido de actualidad política algo que llevamos denunciando muchas décadas, algo que no nos sorprende ni nos pilla de sorpresa: los escándalos y las corruptelas de la familia Borbón. Hace unos meses asistimos a la huida de Juan Carlos al extranjero, en plena crisis sanitaria y con la colaboración del Gobierno Estatal, en un desvergonzado intento por lavar la imagen de la Corona. Culmen de esta ridícula estrategia de blanqueamiento es el nombramiento de Felipe VI como presidente de honor de este V Centenario. Desde aquí, queremos recordarle que en Castilla no se le quiere, ni a Carlos V ni a él, que en Castilla no tenemos Rey, que aquí nadie es más que nadie.
500 años después seguimos resistiendo, seguimos en pie, y seguimos luchando frente a quienes tratan de doblegarnos, desnaturalizar nuestro pueblo y borrarnos de los libros de historia.
Gracias a todos los que nos precedieron porque su lucha, 500 años más tarde, ahora es nuestro ejemplo. María de Pacheco, Juan Bravo, Juan de Padilla, Francisco Maldonado, Juan Martín Díez, Jose Antonio de Torre: Chato, Doris Benegas y a todos quienes tejieron su parte del hilo morado de la historia de Castilla por el que hoy estamos aquí.
Porque Castilla se pertenece. Porque a Castilla la defiende la juventud rebelde. Porque si la suerte nos falta, que nos sobre el valor, compañeras. Que nunca nos diga el pueblo que nos echamos atrás.
Y desde la juventud seguiremos trabajando por una Castilla libre, una Castilla feminista, una Castilla socialista, en definitiva, por la Castilla que nuestro pueblo merece.
¡Viva Castilla!