Millenials, Generación X, Y, Z, ninis, vagos, irresponsables, culpables de la pandemia…
A las actuales generaciones de jóvenes nos han tratado de estigmatizar de todas las formas posible. La realidad es que somos los hijos e hijas de un neoliberalismo que ha destruido todas nuestras aspiraciones de futuro, al mismo tiempo que nos ha hecho adictas a la información y a los estímulos.
En el caso concreto de la juventud castellana, este proceso en las últimas décadas nos ha dejado unas consecuencias dramáticas: paro, precariedad, abandono, emigración forzosa, imposibilidad de emanciparnos o estudiar, pérdida de nuestra identidad y raíces, así como la violencia cotidiana a causa nuestro género o nuestra orientación sexual.
Frente a este panorama desolador, ¿cuáles son las soluciones que nos ofrecen las instituciones? En efecto, ninguna. Las instituciones del Estado español, sean del signo que sean, han demostrado servir a unos intereses contrarios a los de la juventud trabajadora, aunque desde sus altavoces mediáticos digan defendernos.
El Régimen del 78 está totalmente podrido y agotado, pero somos nosotras y nosotras las que tenemos que darle la estocada final, avanzando hacia las repúblicas de los pueblos.
Organizándonos, apoyándonos mutuamente y luchando cara a cara contra la bestia. Sólo así estaremos más cerca de recuperar el futuro que nos han robado.
En este otoño de pandemia, del terror del capital contra la vida:
Desatemos los nudos bien atados.
Rompamos esta España del capital.
¡Construyamos la nación castellana, comunera, socialista y feminista!