Buenas tardes y bienvenidas. Nos gustaría comenzar nuestra intervención con unos versos de Juan Pablo Mañueco:
¡Toda Castilla entera
recuerda a la comunera
y en Toledo y en febrero
se oye el fervor comunero
por María la comunera!
Y, es que, estos días se cumplen 500 años de aquel febrero en que el Toledo comunero, tras una heroica resistencia después de la derrota de Villalar, estalló en motín popular antes de caer rendido definitivamente a los imperiales.
¿Se puede considerar la caída de Toledo como una derrota sin paliativos, de la que no cabe extraer lecciones útiles para el presente? Nosotras, desde luego, creemos que no.
Para nosotras, el hecho de que, a principios del siglo XVI, fuera una mujer la que capitaneara una resistencia de tal magnitud, es un fiel reflejo de la naturaleza de la Revolución Comunera en su conjunto, como proyección de una Castilla más justa e igualitaria.
La mujer en cuestión fue María Pacheco, universalmente conocida como la Leona de Castilla, por sus hazañas bélicas y políticas en dicha Revolución. Si su memoria sigue viva en nuestros días, no se debe precisamente a los resortes culturales del bloque dominante español y sus intereses políticos, que han tratado de enterrarla, sin éxito, en el olvido. Y, es que, para el proyecto de opresión que es el Estado español, la figura de una mujer castellana, empoderada y comunera que miró cara a cara al emperador que fue germen del españolismo, no debe resultarle especialmente cómoda. Por ello, pese al escandaloso silencio institucional en estos años tan importantes para la historia de nuestro pueblo, los y las comuneras del siglo XXI seguimos empeñadas en mantener viva la memoria de esta mujer ejemplar, que supo posicionarse al lado del pueblo trabajador, no sólo como un fragmento del pasado, sino como parte de un proyecto de futuro.
En este sentido, un proyecto de futuro será revolucionario si, y solo si, la total liberación de la mujer forma parte de su horizonte. Y esto no lo decimos por capricho, sino por la constatación empírica de que sobre la espalda de las mujeres castellanas, cinco siglos después, sigue pesando la opresión por nuestro sexo, en forma de desigualdad y dependencia económica, de violencia machista… En definitiva, de incertidumbre y pobreza que se traducen en nuevas formas de explotación y mercantilización sobre nuestros cuerpos. Frente a estas condiciones que mutilan nuestros proyectos vitales, las mujeres comuneras del siglo XXI seguimos el ejemplo de María Pacheco, organizándonos y luchando por nuestra liberación frente al sistema patriarcal-capitalista encarnado en el Régimen del 78.
Como la historia ha demostrado, la liberación, ya sea de clase, de género o como pueblo, no caerá del cielo, no nos la regalarán las mismas instituciones que fueron diseñadas para oprimirnos. Es por ello que nuestra labor política debe pasar sí o sí por la de servir a la organización y a la movilización popular. En definitiva, por el avance del Movimiento Popular Castellano. En este sentido, queremos hacer pública nuestra total solidaridad con Izquierda Castellana, que en estos momentos se encuentra en un proceso de ilegalización promovido por el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. La cara amable del Régimen, más que nadie, teme el avance popular y tratará de impedirlo a través de sus herramientas represivas, pero fracasarán en su intento porque, como ya sabemos, la amapola comunera en todo trigal se ampara.
Porque su legado es el que nos permite luchar en el presente:
¡Viva María Pacheco!
¡Viva la resistencia comunera de Toledo!
Por seguir construyendo una Castilla feminista, socialista y comunera:
¡Adelante el Movimiento Popular Castellano!