La ocupación continúa, la resistencia también.

Se cumplen dos años del recrudecimiento de la guerra en Palestina, especialmente en Gaza, durante los cuales este conflicto ha sido el centro de atención internacional. Por supuesto, no podemos olvidar que la guerra no comenzó hace dos años, sino que viene dada por la propia creación del Estado sionista. A lo largo de las décadas, hemos podido ver diferentes estrategias de lucha por parte del pueblo palestino, pero también una absoluta traición por parte de la Autoridad Nacional Palestina, sumida a los intereses del Estado israelí. Teniendo en cuenta esto, vemos necesario analizar la situación actual del conflicto palestino tras los dos últimos años.

Por una parte, tenemos la guerra genocida del Estado de Israel, en su afán por construir su proyecto nazisionista de la mano del imperialismo norteamericano y la estrecha colaboración de los Estados occidentales, incluido el español, y las monarquías árabes.

Por el otro lado, y aunque algunos sectores de la izquierda pretendan obviarlo, la guerra de liberación nacional del pueblo palestino, encabezada  por las diferentes facciones de la Resistencia palestina, principalmente Hamás en Gaza y apoyadas por el Eje de la Resistencia especialmente desde Líbano, Yemen e Irán.

Estas son las dos caras de un conflicto que desde el 7 de octubre de 2023 ha dejado sólo en Gaza cerca de 70.000 muertos -seguramente sean muchos más- de los cuales más de 17.000 son niños, cientos de miles de desplazados sin refugio seguro, bombardeos de hospitales, escuelas y puntos de ayuda humanitaria. Todo ello acompañado de un asedio que priva a 1,8 millones de personas de productos básicos generando deliberadamente hambruna, desnutrición y enfermedades.

En respuesta a esta barbarie, la inmensa mayoría de los pueblos del mundo se ha alzado de forma masiva en solidaridad y apoyo con la lucha de liberación de Palestina, demostrando estar muy por encima de sus propios gobiernos. Tenemos el ejemplo del Estado español, especialmente en Madrid donde se logró suspender la última etapa de La Vuelta Ciclista haciendo que el Gobierno tuviera que dar un giro discursivo a favor de Palestina pese a que sus actos demuestren continuamente lo contrario.

Aunque se hayan logrado ciertas victorias desde la lucha internacionalista, no debemos perder de vista la realidad actual del conflicto, donde lo que hoy está en juego no es la desaparición del Estado sionista, pese a que sea nuestro deseo, sino el exterminio definitivo del pueblo palestino.

Desde la solidaridad con Palestina no podemos pretender ni exigir que continúe su lucha contra el sionismo a expensas de su propia existencia como pueblo. Debemos de ser plenamente conscientes del sufrimiento al que está siendo sometida la población palestina. Tenemos que continuar presionando para que se alcance una pronta solución que detenga lo antes posible el genocidio y, por lo tanto, garantice la pervivencia del pueblo palestino. De lo contrario no habrá victoria posible. Aunque ello suponga que tengamos que aceptar que la victoria total de Palestina no es viable a corto plazo y en el contexto internacional actual, lo que no significa renunciar a la descolonización completa, sino evitar la victoria definitiva del sionismo. Por supuesto esa solución no puede ser impuesta sobre la voluntad y dignidad del pueblo palestino y su resistencia. La autodeterminación de Palestina sucederá. Un pueblo capaz de resistir es un pueblo condenado a vencer.

¡El nazisionismo no pasará!

¡Castilla siempre con Palestina!