En pleno siglo XXI la juventud no puede permitir que se honre con orgullo al fascismo, aquellos que masacraron al pueblo castellano durante años, enterrándolo en cunetas, violando a sus mujeres, destrozando familias. No merecen monumento ni homenaje alguno, sino nuestro más profundo desprecio.
Castilla además tiene el triste honor de albergar la mayor de las fosas comunes de la Guerra Civil, en la provincia de Burgos.
Hoy estamos en Quijorna por la memoria de l@s que no están, aquell@s que dieron todo en pos de un futuro mejor, de paz, esperanza y libertad que se le arrebataron al pueblo por la fuerza de las armas. Ell@s son ejemplo de dignidad y honramos su memoria y la senda que ellos trazaron y que nosotras y nosotros seguimos hoy.
Sus vidas no fueron en vano, nosotr@s somos su legado, su lucha, que sigue viva y vigente.
Monumentos como el de Quijorna son la prueba de que mal llamada Transición no fue tal, sino un intercambio de cromos donde se nos impuso un Rey heredero del Franquismo en un régimen, que hoy más que nunca es necesario derrocar para el pueblo trabajador castellano, a través de un proceso destituyente y constituyente que lleve a los trabajadores y las trabajadoras de Castilla a la libertad.
Por su memoria y en homenaje a Oliver Law, el primer brigadista internacional negro que lideró un escuadrón en la Guerra Civil, luchando con valentía en frentes como Jarama o Brunete, hasta caer defendiendo la libertad en combate cerca de Villaviciosa de Odón.
A Oliver y todas y todos ellos, gracias.
Castilla libre y comunera.