Que no jueguen con tu vida.

Debido al incremento exponencial de las casas de apuestas en las calles de nuestros barrios, nos hemos visto obligadas a elaborar una respuesta frontalmente en contra por las razones que a continuación enumeramos.

Como datos representativos de la expansión creciente de estos negocios encontramos que:

  • Sumando tan sólo los puntos físicos de apuestas de Codere, Sportium y Luckia podemos hacer un cálculo aproximado de unos 6.500 en todo el Estado español. Teniendo en cuenta que estos no son los únicos operadores de juego con locales físicos en los que se llevan a cabo estas prácticas, podemos sospechar que las cifras totales y exactas de este tipo de lugares son desorbitadas.
  • En la provincia de Madrid, en los últimos cuatro años, se ha doblado el número de estos negocios y con ellos el número de personas que sufren de ludopatía: “Las personas que han decidido inscribirse voluntariamente en lo que se conoce como registro de prohibidos para que se vete su entrada en este tipo de locales han crecido un 320% en los últimos cinco años en Madrid”.

Sin embargo, no sólo podemos percibir un aumento creciente de su presencia, sino una localización insistente en los barrios obreros y cercanos a centros de estudio. Como ejemplo de ello podríamos elegir la provincia de Madrid, la cual cuenta con 114 centros de educación a menos de 150 metros de una casa de juegos recreativos o de apuestas, lo cual preocupa a las vecinas y vecinos del barrio pues afirman que han visto entrar a menores de edad en estos locales, a pesar de estar prohibido. De hecho, un estudio probó que un menor de 17 años “sí pudo jugar en el 25 por ciento de los establecimientos, gracias a que le acompañaba un mayor de edad.”. Además, en la provincia de Madrid, se observa que “los 3 distritos donde más han proliferado las salas de juego son los tres con más rentas bajas” (Latina, Usera y Puente de Vallecas) y “los 3 distritos donde han disminuido son los que tienen menos rentas bajas”. Por lo que el componente de clase se encuentra claramente relacionado con la localización de casas de apuestas, suponiendo así un peligro para las vecinas y vecinos de nuestros barrios, ya que “una investigación de 2015 de la Universidad de Buffalo en Nueva York publicada en el Journal of Gambling Studies encontró que la probabilidad de que una persona tuviera problemas de juego aumentaba. si tenía un casino a menos de 30 millas (48 kilómetros) de su casa”. Es decir, “no hay que olvidar que disponibilidad y accesibilidad son dos de las principales características implicadas en la expansión de la adicción a escala social de cualquier droga” . De hecho, “la expansión del juego por las calles de Madrid ha coincidido con un repunte severo de la ludopatía que según las asociaciones de adictos es el mayor desde principio de los años 80” . Por lo que la mayor presencia de estos locales, sumada al aumento de los anuncios sobre apuestas, favorece al crecimiento de una evidente problemática social en relación con el juego.

Por otro lado, destacamos que la media de edad de inicio al juego de las personas que sufren adicción se encuentra en los 21 años, siendo (del total) el 56’4% de un nivel socioeconómico bajo y un 21’1% medio-bajo . Es decir, el perfil de las personas que desarrollan una ludopatía es de una persona obrera y, como hemos podido ver, cada más joven.

Es sabido que padecer ludopatía afecta a las diversas esferas de la vida de quien la sufre, pues se produce una destrucción del patrimonio económico, pérdida del trabajo, problemas familiares, aislamiento social y/o abandono de los estudios. En este punto, queremos recalcar que esa situación no se debe observar desde las decisiones individuales que toma cada persona, sino desde el contexto en el que estas se asumen. Un contexto marcado por unas expectativas de éxito y acumulación de dinero inalcanzable para las obreras y obreros debido a la posición social que ocupamos (caracterizada por empleos precarios, alquileres crecientemente altos, hipotecas inasumibles y, en definitiva, una dificultad constante de supervivencia), bombardeados por la publicidad de las diversas formas de apuesta y observando la creciente presencia de las casas de apuestas. Además, cabe destacar que todo esto viene acompañado de una situación social aversiva para toda la clase obrera, con una gentrificación creciente en la que los vecinos y vecinas se ven obligados a mudarse a la periferia por no poder asumir la creciente subida de precios de la vivienda, un aumento de la explotación sexual y del tráfico de drogas.

Para comprender el alza de estos negocios debemos realizar un recorrido histórico :

  • 1977: Legalización del juego. A raíz de la cual “las cifras del juego fueron creciendo progresivamente hasta 2008, momento en el que se produjo el primer punto de inflexión, seguido de un descenso en el gasto como consecuencia de la crisis económica.”
  • 2011: Se produce una modificación de la Ley, a partir del cual se “recupera la tendencia alcista en el gasto en juego hasta alcanzar en 2015 la cifra histórica récord de 33.396 millones de euros, que es más de lo se gasta en el Estado en ropa en el mismo periodo de tiempo”.

Este último dato nos muestra que el desarrollo y puesta en práctica de esta Ley no favorece a una mejora de la situación social en relación con el juego. De hecho, “los representantes de los jugadores reprochan que las líneas de acción de la DGOJ (Dirección General de Ordenación del Juego) no se han traducido en medidas concretas y han permitido la construcción de una relación asimétrica entre jugadores, operadores y legisladores”.

Observando esta situación nos preguntamos, ¿a quién beneficia? Como es evidente, el juego no favorece al jugador, sino a la empresa que lo gestiona, por lo que se enriquecen a costa de esta desastrosa situación, siendo permitida y regulada por un Estado irresponsable.

Por todo ello, nos posicionamos en contra de estas casas de apuesta que ponen en riesgo la salud y situación psicosocial de nuestros vecinos y vecinas, es decir, en definitiva, entendemos que se elevan como una amenaza para toda la clase obrera de Castilla.

Contra las casas de apuestas, organización vecinal:

¡Que no jueguen con tu vida, apuesta por tu barrio!