El 25 de Noviembre es el día en que se conmemora la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres por razón de serlo. Las hermanas Mirabal, militantes contra la dictadura de Trujillo en la República Dominicana, fueron encarceladas, violadas y asesinadas por los esbirros del general el 25 de Noviembre de 1960, como tantas decenas de miles de personas que combatieron contra aquel régimen, como no, auspiciado por los EEUU. Es por ello que se eligió simbólicamente este día.
Bien entrado el Siglo XXI, las mujeres siguen siendo humilladas, sometidas y violentadas únicamente por su sexo alrededor de todo el mundo, con mayor o menor gravedad dependiendo de valores culturales, religiosos, políticos, económicos, etc., pero siempre manteniendo la tendencia general: la plena vigencia del patriarcado como estructura social milenaria que nos acompaña desde lo más oscuro de los tiempos.
Algunos aspectos del patriarcado son los mismos de siempre, solo que agravados por la acción o inacción, según el caso, de un gobierno ultra que siempre va con las tijeras de la mano: el mantenimiento de las agresiones verbales, psicológicas o físicas, la trata de mujeres para abastecer el mercado esclavista de la prostitución, la desigualdad de oportunidades y derechos reales pese a una legislación garantista pero vacía, las grandes aportaciones de la “ciencia eclesial” sobre la familia, etc. De especial importancia es la negación del derecho a decidir de las mujeres sobre su cuerpo y maternidad, que reduce a tres las causas para el aborto: violación, riesgo de la madre o riesgo del niño. Volvemos al pasado, al aborto clandestino en el extranjero.
Otros aspectos del patriarcado, sin embargo, se reciclan en el tiempo. Por ejemplo, las nuevas tecnologías permiten el desarrollo de formas de comunicación virtual que en ocasiones sirven para humillar, insultar, vejar y/o amenazar a las mujeres además de ser una herramienta de sometimiento a un control exhaustivo de las relaciones de pareja, y que much@s jóvenes no perciben como un peligro. Otra cuestión sería la hipersexualización de la vida cotidiana y el fomento de una falsa libertad sexual de la mujer (que la induce a ser un mero objeto de consumo), que son el lavado de cara a la postura contraria e igual de dañina que tantos años mantuvo el capitalismo en conjunción con la Iglesia: la de la castidad conyugal. Así, los patéticos “privilegios” que han conseguido las mujeres de esta hipersexualización social se pueden resumir en entrar gratis a las discotecas para ser utilizadas como ganado atrayente de un público masculino, protagonizar anuncios en los que no sabemos si el producto en venta es el objeto o es la mujer que lo acompaña, o ser empleadas de cara al público en función de su imagen corporal como reclamo. Tristes “privilegios” a los que, sin prisa pero sin pausa, acceden cada vez más hombres en una vorágine demencial de superficialidad sin límites, de absoluta comercialización de la sexualidad.
Como jóvenes, nos preocupa especialmente la extensión y reproducción de los roles de género, de los estereotipos, de la adoración de ídolos y de la normalización o banalización de los diferentes tipos de la violencia de género entre nosotr@s. Es por ello que insistimos en la prioritaria necesidad de una educación no sexista, en el acceso a una cultura que no esté articulada en torno a lo que es para un público masculino y lo que es para uno femenino, en el imperante cambio de mentalidad reproducida generación tras generación. Nosotr@s hemos decidido romper con el “siempre ha sido así y siempre lo será” y atacar con todos nuestros medios a quienes sustentan la opresión de género o de orientación sexual. Por tanto, no vamos a permitir que nuestras hijas nazcan esclavas, sumisas o dóciles, ni tampoco que nuestros hijos crezcan como dominantes o chulos déspotas. El futuro será de equidad y respeto o no será.
Maltratadores, violadores, machistas, acosadores, proxenetas, mafiosos… ¡estáis acabados!
¡Todos los días son 25 de Noviembre! ¡Castilla feminista!